Otro
gran diario brasileño, "O Estado
de Sao Paulo", expresó la preocupación
por el futuro al preguntarse en un titular:"
¿Qué aire vamos a respirar?"
Para que puedas comprender la
popularidad de la campaña de los ecologistas
podemos decirte que importantes personajes de
la música y la cultura brasileña
aparecieron vestidos de luto en señal de
protesta.
Eduardo Martins, presidente hasta
el año pasado de la agencia federal del
medio ambiente (IBAMA) dijo: Por primera vez la
sociedad brasileña reacciona, se organiza
y obtiene resultados gracias a una movilización
nacida dentro de sus fronteras.
"En Amazonia el proyecto
fue rechazado por sectores que nunca antes se
habían movilizado, como la clase media
y la prensa local", afirma el biólogo
Adalberto Veróssimo, investigador del Instituto
del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia,
una de las ONG más respetadas de la región.

Respuesta de la población
Gran parte de la población
brasileña comprendió que un bien
público (la Amazonia) iba a ser destruido
sin generar ningún tipo de desarrollo.
Comprendió que la deforestación
no es explotación sino destrucción,
por lo tanto no produce riqueza.
El cambio de parecer de la opinión
pública brasileña, ahora en sintonía
con lo que desde hace años reclamaban numerosas
instituciones y organizaciones internacionales,
es también el ejemplo de un fracaso económico,
el de la explotación incontrolada del bosque.
La mayoría de zonas taladas
se han destinado a la cría de ganado y
a plantaciones de soja, palma, café y pimienta.
Esos cultivos exógenos, poco adaptados
a suelos pobres y lluvias abundantes, prosperan
difícilmente en, al menos, dos tercios
de la región.

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