La protección de los bosques
constituye una necesidad urgente, tanto para los
pueblos locales como para la humanidad en su conjunto.
Entre las medidas a impulsar, es posible identificar
una que muchos gobiernos podrían implementar
de inmediato: el reconocimiento de los derechos
territoriales de los pueblos indígenas.
Son muchos los gobiernos que aún se niegan
a aceptar que los pueblos indígenas (que
habitaban los bosques mucho antes que los estados
nacionales actuales siquiera existieran) tienen
derechos sobre sus bosques.
"La tierra"
es definida como de propiedad del estado, que
la puede dar en concesión, vender u otorgar
a empresas o individuos, ignorando los derechos
y la propia existencia de los pueblos indígenas.
Allí se originan los procesos
de destrucción, con el ingreso de personas
y empresas que rápidamente destruyen lo
que los pueblos indígenas habían
utilizado sustentablemente a lo largo de los siglos.
En cambio, si los estados reconocieran
los derechos de los pueblos indígenas,
ello resultaría la mejor medida de conservación
posible, ya que el interés primordial de
estos pueblos es precisamente la conservación
del bosque que asegura su supervivencia.
Por otro lado, podemos luchar
al organizarnos global y localmente para impedir
su destrucción y, en lo particular, no
adquiriendo elementos, objetos o artículos
de maderas de bosques tropicales.

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